Paleontólogos chilenos descubrieron los restos fósiles de un inmenso mosasaurio, una especie de lagarto gigante considerado el mayor de los depredadores marinos del periodo Cretácico que habitó en la Antártida, de acuerdo con los resultados de una investigación científica difundida en Santiago - Chile.
El cráneo del mosasaurio, bautizado científicamente como 'Kaikaifilu hervei' en homenaje a un reptil de la mitología mapuche y al geólogo Francisco Hervé, mide un metro y veinte centímetros, lo que permite intuir que la criatura tenía unos 10 metros de longitud y podría tener similitudes con algunas serpientes o los dragones de Komodo. El hallazgo del fósil de un mosasaurio, un reptil marino que habitó la Antártida durante el mesozoico, puede ser clave para explicar por qué se extinguieron los dinosaurios, señaló este martes el jefe de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural de Santiago de Chile, David Rubilar.
"Se trata de un animal que habitó el planeta poco tiempo antes de la extinción masiva de fines de periodo Cretácico hace 66 millones de años y que debió ser la pesadilla de otros animales con los que compartió su hábitat"
Esto es debido a esa gran extinción repentina, masiva y generalizada solo podría haber sido causada por un bólido caído del cielo. Esa es la teoría dominante entre los científicos y que ahora mismo está siendo comprobada experimentalmente con el estudio del cráter de Chicxulub (México) del que ya escribí anteriormente. Además de los daños inmediatos, el enorme impacto debió cambiar el clima de la Tierra, alterando radicalmente las condiciones en las que se desarrollaba la vida, no obstante muchas especies, como los dinosaurios terrestres no supieron adaptarse y desaparecieron en unos pocos miles de años. Fue la gran extinción que cerró el periodo Cretácico y dio paso al Paleógeno, que inicia la era de los mamíferos. Pero como ya lo he escrito varias veces, siempre hay una corriente nada despreciable de científicos que, coincidiendo en la existencia de la gran extinción, consideran improbable que un asteroide provocara tal cataclismo. Algunos de ellos apuntan a una sucesión de grandes erupciones volcánicas en la meseta del Decán (India), sucedida también hace unos 66 millones de años, este vulcanismo pudo oscurecer el cielo e iniciar una era de enfriamiento global.
En la actualidad un grupo de investigadores británicos ha estudiado qué pasó con la vida muy lejos tanto del golfo de México como de la meseta del Decán. En la British Antarctic Survey (BAS), han pasado casi una década excavando, recopilando y analizando el registro fósil en la isla de Seymour, ubicada en el extremo de la península antártica. Lo que han encontrado, como explican en Nature Communications, apoya la tesis del impacto y la consecuente extinción repentina, masiva y generalizada, lo que cito
"Nuestra investigación muestra básicamente que un día todo iba bien, la Antártida tenía una próspera y diversa comunidad marina y, al siguiente, ya no. Queda claro que un evento catastrófico y repentino ocurrió en la Tierra"
Dice en una nota el investigador de la Universidad de Leeds (Reino Unido) y principal autor de la investigación, James Witts. Su trabajo muestra que hace unos 66 millones de años a unos estratos ricos en vida le sucedieron otros casi yermos. La investigación se centra en los animales bentónicos, los que viven en el fondo marino, como los moluscos. Al ser relativamente abundantes, funcionan como un indicador de la salud del ecosistema. Lo que encontraron los científicos es que se produjo un marcada reducción, tanto en cantidad como en diversidad, de ambos grupos hasta el 67% de las especies de moluscos desaparecieron del registro fósil a finales del Cretácico, pero también se extinguieron los amonites dimonocera, primos lejanos del calamar, o reptiles marinos gigantes como el Mosasaurus y todos en un relativamente corto espacio de tiempo.
"Toda la historia evolutiva la tenemos desde la mirada del hemisferio norte. Estos hallazgos completan el puzzle que permite entender cómo evolucionaron los dinosaurios en el sur", dijo Rubilar en referencia al cráneo, los dientes y el húmero que un equipo de investigadores chilenos encontró en la isla Seymour, en la Antártica. "Encontramos el cráneo medio reventado, expuesto en la superficie del terreno por la erosión rocosa. Después de mirarlo en detalle, embalamos los pedazos correctamente y los trasladamos al museo", desveló Rubilar, que también explicó que cada año se descubren nuevos materiales en la isla Seymour y sus alrededores, en el extremo norte de la Península Antártica.
El paleontólogo destacó el papel "clave" que Chile puede jugar a la hora de explicar, mediante hallazgos así, cómo este tipo de reptiles colonizó la Tierra: "Permite saber cómo fue su expansión y saber cuál fue su centro de origen. Por ejemplo, si pasaron de Suramérica a Australia o fue al revés, si surgieron en la Antártica...", incidió. Los restos encontrados, según Rubilar, son "súper importantes" para entender la conexión entre Suramérica y la Antártica de la fauna marina.
"Las corrientes marinas permitieron el intercambio de especies entre los diferentes continentes, y la parte austral de Chile y Argentina es la última conexión de Suramérica con la Antártica"
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