Coronas de agua
En mi vida hay miles de cosas que pueden captar mi atención dentro de una gran y basta variedad. Sin embargo, como cualquier otra persona puedo señalar entre esas miles de cosas cuales son las que mas me gustan.
Una de ellas, la lluvia... No hay evento natural que no me inspire tanta calma como el sonido de la lluvia caer sobre el suelo firme, y esas miles y pequeñas coronas de agua que se forman por milésimas de segundos al impactar el agua.
¡Vaya! podría ver eso por horas con el álbum de musica correcto, a menos que este escuchando los deliciosos crujidos que llamamos relámpagos. Ese que tanto tratamos de captar por cámara en el momento justo que hace su aparición como si fuera un artista muchos nos asomamos a nuestras ventanas solo a verlos, otras personas van y se esconden excusándose de tenerles miedo, no... Ellos son quienes deberían de temer. Al final, nosotros lo estamos destruyendo todo.
La melodía de la naturaleza es la primera que conocimos en la historia de la humanidad y la a última a la que le damos créditos por todo lo que nos proporciona. El miedo y el amor nos distingue, nos hace humanos y nos da fuerza para continuar el camino que nos prepara los próximos respiros de nuestra vida. Así como la puesta del sol, el olor a tierra y césped mojado, los charcos de lodo, arboles y el agua recorriendo todo sitio al que pueda acceder, refrescan y limpian las calles vacías que a su vez crea una brecha que permite un momento de ventilación a los pulmones de nuestro planeta.
Pensaras que me desvíe del tema, pero una cosa lleva a otra y en la vida todo tiene un porque y su razón de ser, creo en el cielo y el infierno, así como en la ciencia que marcan un equilibrio entre lo que conocemos, lo que queremos conocer y lo hay que dejar en el enigma total.